Fue el destino junto con la casualidad quien quiso que estuvieran juntos esa noche. La noche en la que Romeo conoció a su Julieta. Estaban tumbados en la hierba mientras se contaban todo lo que pasaba por sus cabezas. Mirando las estrellas y pensando que quizás ese era el momento que llevaban tanto tiempo esperando. Los dos con cicatrices de las decepciones que dejaron atrás. Las mismas que casi apagan su sonrisa y su fe en el amor. Pero todo eso iba a cambiar cuando sus cabezas se juntaron y los dos se dieron su primer beso de amor. Ese que se da con los ojos apagados y los sentimientos encendidos. Sin ser conscientes de lo que acababa de pasar, pero sabiendo que no querían que se acabase por nada del mundo. Este era su momento.
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